“…no es tanto la instrucción ni en el lenguaje ni en el pensamiento lo que permite al niño desarrollar sus poderosas capacidades combinatorias, sino la honesta oportunidad de poder jugar con el lenguaje y con su propio pensamiento”.
El estudiante no es un ser pasivo que se limita a reproducir mecánicamente los modelos que se le proponen, sino que es un sujeto activo que reconstruye la realidad, actuando sobre ella.